jueves, 19 de enero de 2012

La pelea - Jorge Decarlini

Imagino que le solté una bien fuerte y salí corriendo. Al despertar, únicamente siento dolor en la cabeza y en los nudillos. Sé que uno de los dos es por la resaca. El resto del cuerpo, extrañamente intacto. Aunque en la mano debe haber algo roto. No, si fuera eso, no podría haber dormido. Bueno, pues una fractura, al menos. La sangre seca recubre los dedos amoratados. Ni siquiera recuerdo a ese cabrón. Me sobrevienen ráfagas efímeras con alguno de sus gestos, con facciones volátiles. No logro recomponer una imagen mental de su cara, sólo sombras. Noto que algo se clava en mi piel. Hay vidrios minúsculos entre las sábanas. Parece que por medio hubo una botella. Siempre la hay. Tengo que levantarme.

Recorro el pasillo y meo en el baño. Luego, al abrir el grifo, veo cristales en el lavabo. Levanto la mirada y descubro la huella de un golpe brutal en el espejo. Exactamente, en el lugar en el que debería verse mi reflejo.

Jorge Decarlini

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