martes, 20 de abril de 2010

VEN A COMPARTIR CON NOSOTROS EL PRIMER AÑO DE VIDA DE LA REVISTA EN UNA NOCHE GRANDE DE CUENTO

Madrid viejo, mi Madrid de niño, es una oleada de nubes o de ondas. No sé. Pero, sobre todos los blancos y azules, sobre todos los cantos, sobre todos los sones, sobre todas las ondas,
hay un leit motiv:
AVAPIÉS




JUEVES 22 ABRIL 2010, A eso de las 20:30H;
En el “TAPAS Y FOTOS” del Avapiés;
c/ Doctor Piga nº7, Madrid; metro Antón martín, Lavapiés .
BREVE PRESENTACIÓN DEL Nº2 de la Revista AL OTRO LADO DEL ESPEJO,
&
MICRO ABIERTO
para los que tengan algo que contar, ya sabes, traes tu material (máximo 1, A4)
te apuntas, y lo lees.
Os Esperamos.

VISUALIZA EL CONTENIDO EN http://issuu.com/alotroladodelespejo/docs/aolde2 Y SI TE GUSTA, ENCARGA TU EJEMPLAR IMPRESO AQUÍ


Madrid terminaba allí entonces. Era el fin de Madrid y el fin del mundo. Con ese espíritu crítico del pueblo que encuentra la justa palabra, que ya hace dos mil años se llamaba la voz de Dios –Vox populi, vox Dei-, el pueblo había bautizado los confines del barrio. Había las “Américas” y había además el “Mundo Nuevo”. Y efectivamente, aquel era otro mundo. Hasta allí navegaba la civilización, llegaba la ciudad. Y allí se acababa.
Allí empezaba el mundo del as cosas y de los seres absurdos. La ciudad tiraba sus cenizas y su espuma allí. La nación también. Era un reflujo de la cocción de España, de la periferia al centro. Las dos olas se encontraban y formaban un anillo que abrazaban la ciudad. En aquella barrera viva sólo se encontraban los iniciados, la Guardia Civil y nosotros, los chicos. Barrancos y laderas de espigas eternamente amarillas, siempre secas siempre y siempre ásperas. Humos de fábrica y regueros de establos malolientes. Pegujales de tierra aterronada , negra y podrida, arroyos sucios y grietas resecas, árboles epilépticos y espinos y cardos hostiles, perros flacos de costillas en punta, palos de telégrafos polvorientos, con las tazas de cristal rotas, cabras comedoras de papel viejo, botes de conserva vacíos y roñoso, chozas hundidas de rodillas en la tierra. Gitanos con las patillas en hacha, gitanas de falda de colorines manchadas de mugre, mendigos de barba y de piojos espesos, chiquillos todo trasero y todo tripa con los cagajones chorreando en los muslos y el botón del ombligo saliente en la bomba morena de la panza. Se llamaba barrio de las Injurias.
Era el punto más bajo de la escala social que empezaba en la Plaza de Oriente, en el Palacio con sus puertas abiertas a los cascos de plumas y a los cascotes embrillantados , y terminaba en Avapiés, que escupía el detritus final del otro mundo, a las “Américas”, al “Mundo Nuevo”.
Avapiés era, por tanto, el fiel de la balanza, el punto crucial entre el ser y el no ser. Al Avapiés se llegaba de arriba o de abajo. El que llegaba de arriba había bajado el último escalón que le quedaba antes de hundirse del todo. El que llegaba de abajo había subido el primer escalón para llegar a todo. Millonarios han pasado por el Avapiés antes de cruzar la Ronda y convertirse en mendigos borrachos. Traperos, cogedores de colillas y de papeles sucios y de gargajos y de pisotones, subieron el escalón del Avapiés y llegaron a millonarios. Así que, en Avapiés se encuentran todos los orgullos: el haber sido todo y no querer ser nada, el de no haber sido nada y querer ser todo

de Arturo Barea, (la forja) LA FORJA DE UN REBELDE, (debolsillo,2009)

NOTA: Hace unos días mandamos esta información a nuestros contactos y amigos, pero con la particularidad de que la fecha prevista era el JUEVES 15 de ABRIL, por causas ajenas a nosotros ha sido imposible que sea en la misma, rogamos nos disculpéis, y de paso modifiquéis la fecha correcta, que os apuntamos en este post, en vuestras agendas, blogs, etc,etc,,,. Muchas gracias.

NOTA 2:En los mails, también estaba equivocado el autor al que corresponde el estracto del texto que acompaña a la información, y que no es otro, que Arturo Barea, y no "Ramón", de mismo apellido y que se dedica a las artes escénicas.

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