viernes, 30 de septiembre de 2011

Nacimiento - Ángeles Sánchez

El submarino ha dejado de moverse. Tal vez ha encallado en un arrecife de coral o ha sido engullido por una ballena. Llevo meses a la deriva, siempre de noche, en un dulce mar donde me acunan voces lejanas. Y en esta travesía donde establecer mi campamento de observación, me he visto envuelta en una extraña metamorfosis. Me han crecido brazos y piernas, tengo manos y un corazón que
late deprisa queriendo ver el mundo.

Ahora que el mar comienza a evaporarse, la prisa por salir se enreda en mis pensamientos. También las cuerdas que me amarran al mundo marino se entrelazan en mi cuello, e impiden que alcance el sol por donde escapa esta burbuja placentera.

Tras varios intentos salgo, por fin, y unos seres sonríen y lloran, me secan y arrullan. Deben ser otros náufragos, pienso. Tendré que aprender su lenguaje.


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3 comentarios:

Gabriel Bevilaqua dijo...

Es muy bueno, Ángeles.

Saludos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Un derroche de ternura poética, Angeles.

Enhorabuena.

Ángeles Sánchez dijo...

Muchas gracias por vuestras palabras Gabriel y Pedro, y mi agradecimiento a la revista por esta publicación.

Saludos