Caen, gota a gota, lágrimas de
lamento tiznadas de humo de las manos de un Dios menor que manipula su
cuerpo. Caen, resonantes, sobre una minúscula porción de nuestro círculo
compacto empapándolo todo, colándose por todos nuestros rincones
abiertos, expresándonos su malestar de enfermo crónico. Vivimos el
presente sin prestar atención a la siembra que no verán nuestros ojos de
vida efímera. Y el cielo, presente, se rompe enfermo en nuestras manos,
mojando nuestros pilares mortíferos de una sociedad de presente
opulenta y ególatra. Caen, como lamentos de humo.
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3 comentarios:
Me encanta, Begoña. Palabras intensas, cargadas de peso, buscadas....
Muchas gracias.
No he podido dejar de pensar en un poema llamado "Lágrima".
Resumes esta vida en pocas letras
Me agradó leerte
Buenos días, Bandolera/ Francisco!.
Gracias por vuestros comentarios. La tierra está muy castigada por nuestras manos, y cualquier día, no muy lejano, nos va a estallar su dolor en nuestros cuerpos. De hecho, ya nos estalla, de forma suave, como humo que se esfuma, un aviso.
Un abrazo.
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