miércoles, 10 de diciembre de 2008
Desde el armario
En pijama y descalzo, móvil en mano, abro el armario y me cuelo entre las blusas y abrigos de mi madre. Me encanta como huele a mi madre en el armario. También huele a limpio. Y a cerrado. Tengo que respirar, y abro un poco la puerta. Lo justo para que entre algo de aire. También entra la luz. Cierro los ojos.
Llegan más claros los golpes y los gritos. Me quito las manos de los oídos y marco el 112. Me cuesta, me tiemblan los dedos. La voz también me tiembla al decirle la dirección al policía. Paran los gritos. Hay un portazo. Paran los golpes. Huele a sangre por la rendija. Y yo no puedo parar de llorar.
Quiero quedarme aquí, camuflado en su ropa. Es tan suave su vestido azul. Quiero quedarme con su perfume. No quiero salir.
Después -tarde- se oyen las ambulancias.
Pilar Jiménez, "La cónica",
www.enquiebra.blogspot.com
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2 comentarios:
Me gustó. La mirada a través del niño funciona.
Gracias, Cable
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