La bruja de Blancanieves, arruinada por su derroche en caros tratamientos cosméticos y operaciones de estética, no se pudo resistir a la millonaria oferta que le hizo Narciso (adicto al gimnasio y ávido acaparador de piropos) para comprarle su espejito mágico, por lo que la señora tuvo que hacerse con otro artilugio agasajador. Tras una agotadora búsqueda en el mercado de segunda mano, Drácula le ofreció un ejemplar gótico de cuerpo entero por una ganga. “Lo tengo en oferta por falta de uso”, le explicó el conde, que lucía un aspecto deplorable y abandonado, con barriga desmesurada e hirsuto entrecejo. Nada más llegar al palacio, la bruja se enfundó un traje brillante de Versacce y preguntó a su nueva adquisición: “¿Quién es la más guapa del reino?” Una pícara niña con minifalda de colegiala echó el aliento sobre el cristal, y mostrando su dedo corazón a la bruja, escribió en el vaho desde el otro lado del espejo: aicilA.
Manu Espada
Ilustración, Mirror, Mirror por Aimee Ketsdever
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1 comentario:
El cuento del juego o el juego del cuento. Muy bueno
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