Lanzaba al aire la pelota, la lanzó por el maizal, lanzó al aire sus sueños, lanzó al aire su inocencia, lanzó al aire su niñez y así, la lanzaba y lanzaba, cada vez que la lanzaba hacía el amor con él. Se escondían tras el rancho y acariciaban los cuerpos juveniles, tras la escuela jugaban a besarse ciegamente, estudiando sus deseos sin pérdida de tiempo y espacio. Corría a la aldea vecina a buscarlo cuando su familia se la llevó embarazada. Corrió tras el bus cuando él le dijo que migraría al norte. Corrió tras sus sueños de nuevo, corrió tras la pelota, corrió tras el aire, tras la inocencia, tras su niñez, y al encontrarse en medio de su cuarto, con las piernas abiertas, con una sensación de ahogo, y una comadrona recibiendo a su bebé.
Marilinda Guerrero Valenzuela
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1 comentario:
Que bueno encontrarte por aquí Marilinda!
Tu texto sin duda breve y eficaz, la historia de miles de mujeres centroamericanas, una y otra vez...
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